Mis amigas encajeras me hacen unas puñetas de encaje preciosas, ¿verdad? ¡Oye, no te hagas el listillo, que “ir a hacer puñetas” es otra cosa!
El encaje es como una malla de hilos que va tejiendo dibujos muy bonitos. Servía para adornar los dobladillos y bajos de vestidos, mangas, cuellos, cortinas, pañuelos… Si quieres aprender más cosas, visita el Museo Marès del Encaje en Arenys de Mar.
La escultura “L’Àngel de la Puntaire” (El ángel de la encajera) rinde homenaje a esta antigua tradición de hacer encaje de bolillos.
Ven el 24 de junio y haz doblete::
Cuando una encajera trabaja, te regala un tesoro sonoro muy característico. ¿Sabes qué lo produce?
El nombre de las cerezas viene de los hermanos Roca: a finales del siglo XIX, trabajando de mineros en los Pirineos probaron unas cerezas que les gustaron tanto que se las trajeron hasta su pueblo, Arenys de Munt.
Desde entonces, ¡cada junio la yaya y yo nos damos unos buenos atracones de cerezas!
Si te encantan las aves tanto como a mí, no te pierdas esta colección de pájaros y mamíferos propios de nuestros paisajes mediterráneos.
También acoge más de 150 nidos y 1.500 huevos de diferentes especies.
Descubre uno de mis pájaros preferidos en la página de Pasatiempos. ¿Sabes cómo se llama?
¡Aquí me siento como una reina!
En la época romana era una villa (domus). Mucho tiempo después, la masía se fortificó para combatir los ataques de los piratas con torres muy altas.
A finales del siglo XIX, el propietario Ramon de Montaner i Vila encargó a su sobrino, el arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, su restauración y ampliación. Los mejores artistas de la época introdujeron vitrales, mármol, maderas talladas, cerámicas, hierro forjado y esculturas, y le dieron un aspecto tal que se ganó el renombre de castillo de Santa Florentina.
Aquí rodaron una famosa serie y convirtieron el castillo en la fortaleza de la familia Tarly. ¿Sabes de qué serie estamos hablando?
El inicio como Domus de Canet aparece documentado ya el siglo XI y es que el castillo de Santa Florentina está construido sobre una antigua villa de la época romana (domus), que fue un casco urbano y zona de producción vinícola.
En el siglo XI el edificio se convirtió en una masía fortificada para combatir las incursiones piratas de la época y hoy todavía es presente en el conjunto arquitectónico del castillo.
En el siglo XVI se incorpora el linaje de Montaner, descendencia que se mantiene hasta la actualidad.
A finales del XIX, Ramon de Montaner y Vila, propietario de la Domus e importante empresario del mundo editorial barcelonés (editorial Montaner i Simon, hoy sede de la Fundació Antoni Tàpies), encargó a su sobrino, el arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, la restauración de la Domus y su ampliación. Este diseñó uno a uno los 3.000 m2 habitables de Santa Florentina y con su equipo de los mejores artistas de la época introdujo vitrales coloreados con símbolos religiosos, grandes piezas de mármol con artesanado para los suelos, maderas talladas para los techos, vidrieras, cerámicas, hierro forjado, esculturas que armonizan un equilibrado espacio lleno de color, luz, formas y volúmenes.
El proyecto final se define como una residencia palacio con toques medievales y románticos de castillo en armonía con un estético y creativo lenguaje modernista. Esta reforma inspirada en elementos medievales, modernistas y neogóticos le dio mayor renombre al Castillo de Santa Florentina.
Se trata de una casa de estilo modernista que comprende la masía Rocosa (siglo XVII), donde el arquitecto Lluís Domènech i Montaner y su mujer, Maria Roura, pasaban largas temporadas, y la casa Domènech, que construyeron en 1919 cuando la masía se les quedó pequeña (¡tuvieron ocho hijos!).
¡Fíjate que ambos lados del edificio son distintos!
En el museo podréis ver las maquetas de los edificios más emblemáticos que proyectó: el Palau de la Música Catalana, el Hospital de Sant Pau…
Hazte un selfi con el Sr. Domènech, quien te dará la bienvenida dentro de su casa museo.
Canet de Mar es conocida como la cuna del modernismo.
El Modernismo es un movimiento cultural que se produce en Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. A pesar de que este movimiento cultural de investigación de nuevas formas y expresiones afecta a todas las manifestaciones del arte y el pensamiento, es en la arquitectura y las artes plásticas donde se muestra en todo su esplendor.
En Cataluña el Modernismo tiene unas dimensiones y una personalidad especial que hace que podamos encontrar manifestaciones por todas partes de la geografía catalana y en edificaciones de varios tipos: fábricas, cooperativas agrícolas, ateneos, mercados y viviendas.
El momento histórico es idóneo para el crecimiento económico y la reafirmación nacional. La agricultura se orienta hacia la exportación (vino, frutos secos); la industria en general, y la textil en particular, vive un momento expansionista; también el comercio y las finanzas en general disfrutan de excelente salud a las grandes ciudades del país, en especial Barcelona, donde se les ha quedado pequeño el cinturón medieval de las murallas y han iniciado su expansión urbanística con los planos del Eixample.
Esta situación en Cataluña contrasta con un momento especialmente pesimista en España, donde la pérdida de las últimas colonias americanas pone en crisis el concepto del Estado español y manifiesta de forma clara la carencia de modernidad en la economía y la sociedad españolas.
La arquitectura modernista en Cataluña significa, por un lado, la modernización de las técnicas de construcción (uso del hierro en las estructuras, utilización de los elementos prefabricados), al mismo tiempo que conserva elementos tradicionales (construcciones con ladrillo visto) y enlaza con el estilo gótico con que guarda un cierto paralelismo. Es una arquitectura decorativa, integradora en el edificio de todas las artes plásticas. Los arquitectos son a menudo decoradores también de interiores y diseñan todos los detalles: el mobiliario, la marquetería, las cristaleras, los mosaicos, la forja, etc. Hay una reivindicación de las artesanías en un momento de dominio industrial.
Como rasgos generales de reconocimiento del estilo modernista podemos definir: el predominio de la curva sobre la recta, la asimetría, el dinamismo de las formas, el detallismo de la decoración, el uso frecuente de motivos vegetales y naturales y las figuras de mujer.
Aquí tienes otro espléndido edificio del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, que hoy en día es una biblioteca. ¡Entra!
Otras cosas que puedes ver aquí: vitrales (vidrieras de colores unidas por tiras de metal) y dos dragones de hierro que custodian la senyera (bandera catalana).
A ver si encuentras rápido el nombre de este edificio. Una pista: ¡está escrito en la fachada!
¡Los vitrales también se comen! Tranquilos… Vitralls es el nombre de unos dulces que elaboran en las pastelerías del municipio. ¡Picotéalos! ¡Están deliciosos!
Un indiano muy conocido es Josep Xifré i Casas, que se embarcó a Cuba, donde se dedicó a la fabricación de curtidos y a la explotación agrícola. Pero, ¿sabes qué es un indiano?
A su regreso, hizo construir el edificio Xifré y lo donó para que el pueblo tuviera un hospital (en la actualidad alberga servicios municipales).
A su regreso, hizo construir el edificio Xifré y lo donó para que el pueblo tuviera un hospital (en la actualidad alberga servicios municipales).
Para hablar de los indians catalanes hay que mirar un poco atrás y hacer historia.
El descubrimiento de América abrió en Europa, y sobre todo en España, un nuevo horizonte de conquista, de aventura y de enriquecimiento durante el siglo XVI. En América se producía algodón, azúcar, café, maíz, patata, tabaco, cacao, vainilla, varias clases de madera, plantas para teñir la ropa… y desde Europa se enviaban productos manufacturados, zapatos, textil…
En un inicio sólo había dos puertos españoles autorizados para comerciar con América: el de Sevilla y el de Cádiz, por eso en este último municipio se reunió una importante colonia catalana que inició el comercio con ultramar. Más tarde fue posible el libre comercio con América y 13 puertos españoles fueron autorizados a comerciar con los 20 puertos americanos. De la costa catalana zarparon muchos barcos de los puertos de Barcelona y Sant Carles de la Ràpita, Palma y Alicante; más tarde se añadieron los de Vilanova i la Geltrú, Sitges, Mataró, Arenys de Mar, Tossa, Palafrugell, Sant Antoni de Calonge y Sant Feliu de Guíxols. Llegaban sobre todo a Cuba, México, Argentina y Venezuela.
El asentamiento de los catalanes en América se fue multiplicando, sobre todo a partir de finales del siglo XVIII. Era emigración preferentemente de gente de la costa, pero también fueron personas de las comarcas del interior y generó la figura del ”indiano” o “americano”: propietario de grandes tierras de cultivo, rebaños y, incluso, establecimientos comerciales, que hacían grandes fortunas y volvían a Cataluña habiendo logrado un ascenso económico y social. Para recordar el ambiente colonial donde habían vivido y que los había sido propicio, edifican casas de estilo colonial: torres con galerías con arcos y rodeadas de jardines llenos de vegetación tropical. Pero también se sienten generosos con su país y sus poblaciones de nacimiento y construyen escuelas y hospitales o colaboran en industrias e instituciones diversas.
¿Quieres saber qué son los minerales? ¿Para qué sirven? ¿De dónde salen?
Pues estás en el lugar adecuado: uno de los museos más importantes de Cataluña, que nació cuando Joaquim Mollfulleda i Borrell donó su colección de minerales al Ayuntamiento.
En el museo encontrarás un mineral que se usa para fabricar la batería de nuestros móviles. ¿Cómo se llama?
Algunos minerales son fluorescentes y presentan unas coloraciones preciosas. ¡Ven y compruébalo en la sala oscura de luz ultravioleta!
En el año 1988, Joaquim Mollfulleda i Borrell hizo donación en el Ayuntamiento de Arenys de Mar de su colección de minerales y se abrió una nueva sección del Museo de Arenys de Mar bajo el nombre de Museo Mollfulleda de Mineralogía. Hasta su muerte el mayo de 2006, Joaquim Mollfulleda se dedicó a ampliar la colección de minerales del Museo a través de las donaciones de muchos forofos a la mineralogía y varias adquisiciones.
Durante la visita podréis contemplar uno de los museos monográficos de carácter científico más importantes de Cataluña.
El puerto de Arenys es el ejemplo evidente de la tradición marinera del municipio. La pesca y toda la industria que se crea alrededor del puerto son motor económico de la población.
Si puedes, visítalo cualquier tarde de lunes a viernes y verás cómo entran las barcas, seguidas por montones de gaviotas revoloteando. ¿Que qué hacen? Ellas también “pescan”: el pescado rechazado que los pescadores van tirando al mar.
Entre semana, si acudes a la lonja sobre las 16 h, verás cómo se lleva a cabo la subasta del pescado que luego irá a las pescaderías para su venta.